53 Confrontación en la Iglesia primitiva “Jerosólima”21, hasta que se hubiesen revestido de la Fuerza procedente de lo alto, del Espíritu Santo que los debía ungir para la misión, tal como Jesús les había ordenado. El hecho, sin embargo, de haber regresado a la ciudad sagrada y de haberse instalado en “la sala superior”22, una de las dependencias del templo, les acarreó un problema imprevisto. Los hermanos de Jesús, acompañados de su madre, María, también estaban allí. La tensión entre el grupo de los Once discípulos, con sus mujeres e hijos23, y los hermanos de sangre del Mesías, presididos por María, la madre de Jesús, se acrecen- taba a medida que transcurría el plazo que éste les había fijado de diez días como máximo24. Nadie se movía de las dependencias del templo. Si se hubiesen quedado simplemente en la ciudad de “Jerosólima”25, en el salón situado en el piso de arriba donde habían celebrado la última Pascua26, la venida inminente del Espíritu Santo los habría investido co- mo a los únicos continuadores de la misión del Mesías. Pero ahora, en la sala superior del templo se encontraban también los hermanos de Jesús quienes, ante la inesperada situación que se había creado con la defección de Judas, esgrimían sus lazos de sangre con el Mesías. Ante tal preten- sión fundada en la línea dinástica, Pedro reacciona. Sabedor de que había quórum suficiente para tomar una decisión que tuviera validez legal27, propone al grupo de ciento veinte discípulos28 restaurar el número Doce 21 La orden de Jesús dirigida a los Once: “Vosotros, sin embargo, sentaos [restad inac- tivos] en la ciudad ( με δ καθ σατε ν τ π λει), hasta que hayáis sido revestidos de la Fuerza de lo alto” (Lc 24,49) se repite en términos parecidos en el Prólogo de Hechos: “les ordenó que no se alejaran de Jerosólima ( π εροσολ μων μ χωρ ζεσθαι), sino que aguardaran la Promesa del Padre” (Hch 1,4). “Jerosólima”, nombre neutral de la ciudad de Jerusalén, y “ciudad” son equivalentes. 22 τ περ ον, “la sala superior”, designa aquí por sinécdoque el templo (comparar Lc 24,53 con Hch 1,12-13). 23 Hch 1,14 D05 precisa (en cursiva) “con las [sus] mujeres e hijos” (σ ν τα γυναιξ ν κα τ κνοι ). 24 Si nos atenemos al plus de Hch 1,5b D05 (en cursiva): “y éste [el Espíritu Santo] lo vais a recibir no muchos días después de éstos hasta Pentecostés” (κα μ λλετε λαμβ νειν ο μετ πολλ τα τα μ ρα ω τ πεντηκοστ ), es decir entre el día cuarenta, después de Pascua, y el cincuenta en que se celebraba la fiesta judía de Pentecostés. 25 Comparar Lc 24,49b con Hch 1,4a (n. 21). 26 Véase Lc 22,12: “un salón grande en el piso de arriba, adornado con divanes ( ν γαιον ο κον [D05 / μ γα B03] στρωμ νον)”, distinto de “la sala superior” (τ περ ον) de Hch 1,13, una de las dependencias del templo. 27 “Ciento veinte”, múltiplo de “doce”, era el mínimo exigido para que una reunión del Sane- drín fuera legalmente refrendada: véase nuestro comentario, The Message of Acts, I, 117-18. 28 El paréntesis redaccional, “pues el número ( ν γ ρ χλο D05 [ ν τε χλο B03]) de personas reunidas con el mismo propósito era metafóricamente ( B D E [ σε ) A C Ψ]) ciento veinte” (Hch 1,15b: sigo el texto del Códice Bezae), situado sorprendentemente entre “dijo” y el discurso de Pedro propiamente dicho (1,16ss), sirve para indicar que Pedro está convencido de que el grupo cumple con los requisitos exigidos.