Daniel Ayuch, «La instauración del Trono en siete septenarios. La macronarrativa y su estructura en el Apocalipsis de Juan», Vol. 85 (2004) 255-263
This article investigates the function of number seven as a narrative device and as the main structural pattern in the macronarrative of the Book of Revelation. Considering the final instauration of the Holy Throne in heaven and on earth as the plot of the story, the structuring of the book in septenaries leads the reader through a gradual fulfillment of the New Creation and to the ultimate destruction of evil.
La instauración del Trono en siete septenarios 261
también se detiene en estas introducciones de sección para recordar a los
lectores que toda acción es iniciada desde la corte celestial.
A través de la frase “estando yo en el EspÃritu en el dÃa del Señor…â€
(1,10) el autor nos traslada desde un lugar geográfico fácil de localizar, la isla
de Patmos, hacia un mundo misterioso y poderoso al que sólo él tuvo acceso
por gracia de Dios a fin de revelar al lector todo lo que vio y oyó. Es un paso
entre la historia de la humanidad y la historia divina, un portal hacia lo
desconocido. La primera descripción del trono en 1,12-20 revela un interés
muy especial de Dios por el devenir del ser humano y por sus iglesias. A lo
largo del primer septenario toda la acción se realiza en el marco narrativo del
trono. Cristo dicta a Juan siete mensajes para siete iglesias. La trama es muy
simple, Cristo emite un mensaje y Juan lo recibe.
En 4,1 – 5,14 tenemos la introducción más larga de todos los septenarios.
Es la introducción a la apertura del libro de los siete sellos. La acción sigue
desarrollándose frente al trono celestial. La gran diferencia es que el autor
pasará a describir todo lo que sucede en ese entorno: el enfoque se va
ampliando para mostrar a los cuatro seres vivientes, a los ángeles y a los 24
ancianos alrededor del trono y para relatar los servicios litúrgicos que ellos
celebran. Es la escena central de toda la obra (20). Aquà se realiza la acción
decisiva que cambiará el curso del eón humano y del eón celestial. El
“Cordero como inmolado†(5,6) decide abrir el libro sellado y desencadenar
asà una serie de acciones que culminarán con la instauración de su Reino. A
cada sello que el Cordero abre en el hemisferio celestial le corresponde un
drama cósmico sobre la tierra, confirmando de esta manera los fuertes lazos
existente entre ambos mundos y destacando la importancia de la revelación
que el vidente comparte en su obra.
Una vez abierto el séptimo sello la acción sobre la tierra se detiene. Sólo
queda un silencio incompleto, la calma anterior a la tempestad (8,1). El relato
nos conduce de regreso al trono donde la celebración litúrgica continúa. Siete
ángeles reciben de Dios (21) siete trompetas que serán el motivo central del
segundo septenario. Una vez más el sonar de cada trompeta repercute en una
catástrofe universal que confirma el arribo del fin de los tiempos. Con el sonar
de la séptima trompeta se declara la llegada de Dios y de su Cristo para el
juicio (11,15.18). Este primer regreso al trono junto con las siete trompetas
sirvió para relatar desde una perspectiva diferente y con una variación de
temas y de plagas el mismo drama universal al que se referÃa el septenario de
los sellos. Gracias al motivo de los septenarios el autor logra una narrativa
dinámica sin haber avanzado hasta ahora ni en el tiempo ni en el lugar.
A partir de 12,1 el vidente se instala sobre la tierra. Ha abandonado su
ubicación privilegiada en la bóveda celestial, cerca del trono y ha regresado a
su condición de creatura terrenal para relatar el devenir de los creyentes y los
pecadores a través de visiones que se asemejan a las comparaciones — µylvm
— de la literatura judÃa y a las parábolas de Jesús. La profunda relación que
tienen estas comparaciones con la historia y con el futuro de la humanidad, se
expresa bajo la forma de visiones y señales que sirven para instruir al creyente
(20) U. SCHNELLE, The History and Theology of the New Testament Writings (London
1998) 528 sostiene que “a key role is played by the throneroom vision of 4,1–5,14â€.
(21) Nótese el passivum divinum edovqhsan en 8,2.
j